Índice
- Introducción
- Evolución de la educación a distancia
- Investigar a los usuarios y el contexto para dar con la solución efectiva
- Experiencia de usuario para incrementar la satisfacción con la educación a distancia
- Conclusión
Introducción
Cuando la pandemia irrumpió en nuestro día a día en el 2020, la educación fue una de las áreas más perjudicadas. Florecieron entonces aplicaciones que permitían continuar con las clases y que los estudiantes no siguieran perdiendo horas y progreso educativo. En cambio, estas plataformas no estaban adaptadas para la avalancha de usuarios (muchos de ellos inexpertos) ni las necesidades que tenían basadas en el contexto educativo.
Fue entonces cuando se afirmó que la experiencia de usuario (UX) en aplicaciones de docencia a distancia era más importante que nunca. Con el auge de la educación en línea y la creciente necesidad de adaptar las metodologías tradicionales a entornos virtuales, también fue esencial desarrollar productos atentos a las necesidades de los usuarios.
En mi caso, cuando sucedió el confinamiento estaba realizando el primer máster. Debido a la cantidad de opiniones negativas y a la propia experiencia con la docencia online, descubrí una serie de puntos de dolor de los usuarios con esta modalidad y con las plataformas que se utilizaban. Fue así como decidí iniciar mi investigación de UX/UI para el desarrollo de una plataforma de aprendizaje semipresencial (de la que puedes ver el caso de estudio aquí).
A lo largo de este artículo vamos a explorar las razones por las que la UX juega un papel crucial en la creación de aplicaciones de docencia a distancia y cómo su enfoque puede marcar la diferencia en la educación en línea.
Evolución de la educación a distancia
«En la Educación a Distancia se ha estado, y se está, pensando en la presentación de los contenidos, en los criterios de selección y jerarquización de los saberes, en las formas más apropiadas para generar ambientes de aprendizajes, en las interacciones entre sujetos y objetos de conocimiento» (Lorenzo Martín, 2000, pág. 8).
Aunque pueda parecer algo totalmente reciente, lo cierto es que la educación a distancia se inicia en 1728 con los cursos por correspondencia en el periódico estadounidense Boston Gazette. Con diferentes métodos y de diversas formas, esta forma de aprender ha ido cambiando y adaptándose a las circunstancias y las novedades tecnológicas.
En cada una de estas adaptaciones se planteó cómo organizar y transmitir los contenidos para potenciar el aprendizaje, para hacerlo atractivo y comprensible para el alumnado y fomentar un aprendizaje profundo. La situación del confinamiento y la docencia semipresencial del retorno a las aulas se consideró un caso excepcional por la rapidez con la que se tuvieron que tomar medidas en el ámbito educativo.
Pese a la existencia de Internet y de cursos online y plataformas de almacenamiento en la nube, no se había establecido en las aulas ninguna metodología que integrase la parte tecnológica y analógica como estaba sucediendo en aquel momento. Las herramientas no estaban adaptadas a las necesidades y los usuarios desconocían como sacar partido de las existentes.
Investigar a los usuarios y el contexto para dar con la solución efectiva
Uno de los puntos que fueron más conflictivos en el periodo de adaptación a la educación a distancia en las aulas valencianas durante la pandemia y el post confinamiento fue la elección y aprendizaje de las nuevas herramientas.
Rápidamente, se comenzó a utilizar Meets, Skype y Teams para las videollamadas. Para compartir el material y programar tareas cambiaban entre Classroom, Teams y Aules, la plataforma educativa de la Generalitat. Pero, tal como descubrimos en las encuestas y entrevistas, las dificultades continuaban y fueron más allá del periodo de docencia plenamente virtual. Y es que, en esencia, cambiaron no solo las herramientas, sino también la organización y la forma de impartir clase.
Estos nuevos formatos incluyeron asistencia a clase a semanas alternas y seguimiento de las clases por videollamada, además de tareas que se comunicaban de manera presencial y online. El esfuerzo de estudiantes y profesores se duplicó, llegando a una sobrecarga de ambos lados que provocó que alumnos no siguieran el ritmo de las clases y que docentes no lograsen abarcar todas las tareas. A estos cambios se unía la dificultad de aprender a usar una herramienta que no se adaptaba a la perfección a las necesidades por tener una curva de aprendizaje tan alta que estaba ralentizando los procesos… y que, sin ayudar a resolver los problemas, estaba causando una mala experiencia.
Experiencia de usuario para incrementar la satisfacción con la educación a distancia
La investigación de la situación, del estado del arte y de los usuarios fue crucial para sentar las bases del producto digital. Nos enfocábamos en resolver una necesidad existente y una diversidad de problemas que estaban lastrando la educación por el uso de herramientas no adaptadas, difíciles de comprender y que conducían a la desmotivación de estudiantes y profesores. Atendimos a qué experiencia queríamos proporcionar al usuario con nuestra plataforma, ya que nos proporcionaba muchos beneficios y opciones de mejora.
1. Facilitar la adaptación a nuevos entornos de aprendizaje
La transición de un entorno de aprendizaje presencial a uno virtual, completa o parcialmente, fue todo un desafío para estudiantes y docentes. Una aplicación para la enseñanza con una buena UX reducía la curva de aprendizaje, facilitando la adaptación al nuevo entorno y permitiendo a los usuarios enfocarse en el contenido en lugar de luchar por entender la navegación y las funcionalidades.
2. Mejorar la accesibilidad y la inclusión
Desde el primer momento supe que la UX en aplicaciones de docencia a distancia debe tener en cuenta a los usuarios con diferentes habilidades y necesidades. Si queremos ofrecer opciones para aprender (y enseñar) a todas las personas, tenemos que promover un diseño inclusivo y accesible. Todos los partícipes, incluidos aquellos con discapacidades o limitaciones, puedan participar activamente en el proceso de aprendizaje.
3. Aumentar la motivación y la participación
Una experiencia de usuario que haga la aplicación fácil de usar puede mejorar la motivación y la participación de los estudiantes en el proceso de aprendizaje. Las aplicaciones bien diseñadas ofrecen interacciones significativas, feedback claro y opción de incluir elementos de gamificación que mantienen a los estudiantes comprometidos y motivados. También es una ventaja para el docente, ya que mejora su proceso de trabajo y puede incrementar su inspiración a la hora de programar tareas online.
4. Facilitar la comunicación y la colaboración
Las aplicaciones de docencia a distancia eficientes deben permitir una comunicación y colaboración fluidas entre estudiantes y docentes. Una UX bien diseñada hará que la aplicación incluya herramientas de comunicación y colaboración intuitivas que fomenten el trabajo en equipo y el intercambio de ideas.
5. Optimizar la gestión del tiempo y los recursos
La UX también juega un papel crucial en la gestión eficiente del tiempo y los recursos en la educación en línea. Las aplicaciones intuitivas y bien organizadas facilitan la creación y el seguimiento de las tareas, la gestión de las evaluaciones y el acceso a materiales de aprendizaje, lo que permite a los docentes centrarse en la enseñanza y a los estudiantes en el aprendizaje.
Conclusión
Son muchos los factores que entran en juego cuando pasamos a la docencia a distancia. Con la inclusión de plataformas de aprendizaje y de la distancia con el profesor (pese a existir infinidad de vías de comunicación online), se añade el riesgo de que los estudiantes pierdan el hilo o no entiendan algunas partes por una mala experiencia de usuario en la herramienta. Para quienes diseñamos productos digitales, es esencial entender que la UX en aplicaciones de docencia a distancia es una parte integral del proceso de aprendizaje en línea.
Al centrarse en la UX durante la conceptualización de aplicaciones educativas, los diseñadores y desarrolladores pueden crear soluciones que faciliten la adaptación y la participación, mejoren la accesibilidad y faciliten la comunicación y la colaboración. Además, deben ayudar a optimizar la gestión del tiempo y los recursos en entornos híbridos donde hay que atender al aula presencial y a la virtual. Finalmente, garantizar a toda la comunidad educativa una buena experiencia en el uso de estas plataformas puede mejorar significativamente la calidad de la educación en línea, la motivación y el éxito de los estudiantes.