En abril de 2016 el mundo pudo conocer el nuevo retrato pintado por Rembrandt. En la era de la comunicación y la digitalización este acontecimiento consiguió llegar a todas las partes del mundo y estar presente en todos los medios. Despertó una gran expectación, dado que era una obra nunca antes vista y los siglos habían seguido acrecentando la fama del artista. Pero solo había algo que fallaba: Rembrandt murió en 1669, 347 años antes.


