¿Quién no se ha visto en las aulas, desconectado de aquello que decía la profesora y sin enterarse de nada? Es una situación que se da a diario en nuestras clases, a cualquier edad y que todos hemos presenciado. En este post hablaremos sobre la atención en el aula, analizaremos dos gráficos y plantearemos 5 consejos en base a nuestra experiencia.
Índice
La atención en el aula
La atención puede mantenerse hasta media hora o una hora entera. Pero está comprobado que, lo más común, es que este tiempo se reduzca considerablemente a unos 20 minutos. Si nuestras clases son de 55 minutos, no podemos pretender que los alumnos sigan nuestra explicación sin problema durante este largo periodo de tiempo. En su atención influye el entorno, los compañeros, nuestra forma de impartir la docencia y, sobre todo, el interés que tiene sobre el contenido.
Cuando escogemos impartir una clase en la que la única actividad es escuchar y copiar apuntes, nos arriesgamos a unas altas tasas de fracaso. Por la experiencia obtenida en las aulas, son muchos los alumnos que no toman apuntes. De esta manera, no activan la posibilidad de que su cerebro aprenda también por medio de la escritura, del resumen o la reinterpretación del contenido.
¿Qué ocurre cuando habla el docente? ¿Cómo retienen la información?
Vamos a ayudarnos para la reflexión de estos dos gráficos.
Del primer gráfico podemos destacar los dos extremos que presenta: cerca de la mitad del alumnado (50%) está desconectado de la explicación y no interviene, mientras que únicamente cerca de un 10% de estudiantes mantienen el ritmo y la atención en la explicación. Un choque tremendo entre ambos porcentajes, ¿verdad?.
En el caso del segundo gráfico podemos comparar el efecto que tiene que los alumnos confíen su capacidad de retentiva únicamente en escuchar o ver un ejemplo frente a aquellos que aprenden por medio de debates o de actividades relacionadas con el tema que estudian que impliquen reescribir los contenidos.
Conclusión
Estos datos reducen las posibilidades de aprendizaje a menos de un 5% de los alumnos del aula. Esto sucede dada la cantidad que se mantiene atenta y los métodos para trabajar sobre la información. Sabiendo este dato, en todo momento debemos buscar las formas alternativas más adecuadas para garantizar que se incrementa tanto la cantidad de alumnos prestando atención como las posibilidades de retener este conocimiento. Y esto no tiene por qué implicar un cambio grande o una innovación total en el aula. ¡A continuación te cuento mi experiencia y los cambios que implementé en el aula que hicieron subir las tasas de atención!
Consejos para mejorar la atención y el compromiso de los alumnos
- Atender a sus intereses: En este caso fue un poco especial, ya que, al ser estudiante de prácticas, pude estudiar los intereses de los estudiantes y esto me hizo sentar una base de conocimiento para atenderles de manera más eficaz. Algunos métodos que podemos utilizar para esto como docentes es iniciar el curso con actividades que les permitan conocerse entre ellos y de las que nosotros guardemos un registro, pasar un cuestionario, realizar un escrito donde nos presentemos… ¡Cualquier excusa es buena para conseguir saber qué les interesa y cómo atenderles!
- Ser realistas en nuestros objetivos: Conocer sus limitaciones y establecer metas de éxito progresivas en relación al conocimiento y destrezas de cada estudiante. No todos tienen el mismo nivel ni tampoco les funcionan las mismas actividades, así que, ¿por qué exigirlo?
- Permitir la participación activa: Dar pie a iniciar conversaciones, a debatir de manera colectiva y expresar las ideas conjuntas y sobre todo, crear un ambiente de confianza donde todos se sientan libres. No penalizar el error, sino reforzar para tratar de que, la próxima vez, tenga más éxito.
- Construir ellos la información: Sacar un tema a debate o un contenido didáctico del libro y que sean ellos quienes hablen de aquello que saben, que reflexionen y contrasten sus opiniones con el libro. Para ello es esencial ayudar a valorar todas las opiniones y aportar más información de forma pautada.
- Preguntar y ser accesible: No tener miedo a preguntar a los alumnos si desconocemos algo, a darles la opción de enseñarnos su conocimiento y su punto de vista. Además, como profesores debemos ser accesibles, poder hablar en todo momento y de manera sincera y actuar como guía de los alumnos en su aprendizaje y etapa educativa.
Conclusión
Intentando aplicar todos estos cambios descubrí que la actitud de los alumnos parecía mejorar y que, aunque existiera la rutina, ellos aprendían y se mostraban más motivados. Son cambios que no cuestan nada, que no necesitan grandes tecnologías. ¿A qué esperas para aplicarlos?