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Índice

  1. Introducción
  2. Más allá de Europa: su significado en otras partes del mundo
  3. El color como representación del poder
  4. Conclusión
  5. Bibliografía

Introducción

¿Te has preguntado alguna vez por el significado de los colores? Estoy segura de que sí. Pero ¿sabes cuáles son los asociados al poder desde el inicio de las representaciones artísticas? ¿O qué el significado varía según la zona geográfica o cultural en la que nos enfoquemos? Siempre que leo sobre este tema encuentro las referencias a los significados de los colores desde un punto de vista occidental. Muchas veces olvidamos que estamos en un contexto global. Gente de diferentes partes del mundo pueden ver nuestro trabajo, las obras que producimos o las campañas de marketing que se realizan desde las empresas. Por tanto, es esencial tener nociones básicas de los significados de los colores en el resto del planeta.

Cabe destacar que, para valorar un color y lo que nos transmite inconscientemente, nos influyen las distintas características del color. En primer lugar, la saturación nos habla sobre la calidez, la temperatura del color. La luminosidad trata sobre la potencia y, por tanto, la intensidad. Por último, el cromatismo se centra en identificar un color como dinámico, agrisado, las actividades relacionadas, el impacto que genera el color, etc. Algunas investigaciones coinciden en que estas nomenclaturas que añadimos para matizar verbalmente el color solo pueden entenderse en el contexto cultural y de nuestro aprendizaje. No serán objetivas, aunque se basen en los parámetros típicos del color. Por tanto, todas tendrán una parte de indeterminación, de libre interpretación.

Festival Holi. (Foto de Unsplash)

La percepción, como veremos, es cultural. Pero también influye en esta elección los tramos de edad, las zonas de procedencia, las costumbres o las asociaciones de los colores con los elementos de su entorno o cuestiones folclóricas. Pero estas acotaciones ya son en un plano más detallado en el que no entraremos ahora mismo. Aunque parezcan muchísimas cuestiones, vamos a descubrirlas poco a poco en este artículo. ¿Te animas? ¡Vamos!

Más allá de Europa: su significado en otras partes del mundo

Comúnmente, lo que más tratamos cuando investigamos sobre el color y lo que transmite es su significado. Saber qué representa cada color es necesario, aunque no lo es todo. El uso del color se ha construido basándose en la experiencia desde los inicios de la pintura. Este uso atiende a múltiples razonamientos: la capacidad para producir el pigmento, su coste, las ideas asociadas por la religión o el poder, las preferencias del artista, etc.

En los siguientes puntos del artículo exploraremos como la percepción del color cambia según si su uso representa el poder, según la cultura o como no todos los lugares del mundo tienen los mismos nombres para el color.

Los nombres de los colores y la percepción cultural

Sin duda, el contexto cultural y de cada época también ejerce una influencia directa en como percibimos los colores y como los nombramos. En primer lugar, vamos a destacar las fuentes históricas. En las fuentes encontramos autores que describen el color con sinónimos y de formas diferentes. Esto se debe a su manera de expresarse o porque, culturalmente, no cuentan con una palabra para definir el tono que sus ojos están percibiendo, pero reconocen que no están dentro de su espectro.

Carta de color. (Foto de Unsplash)

Desde los tiempos de Grecia y Roma (si quieres saber más sobre las influencias artísticas del periodo, ¡clica aquí!) se han elaborado diferentes teorías del color que se aproximaban a establecer también una forma de mencionar a los diferentes tonos perceptibles por el ojo humano. Tanto desde la ciencia como desde el arte, con figuras como Newton, Goethe, Turner, los impresionistas o, como hemos visto anteriormente, la Bauhaus, se han preocupado de identificar los colores, su mensaje y ordenarlos en tablas con los nombres.

¿Y actualmente? El caso de Pantone

También actualmente seguimos clasificando los colores y aportándoles nombres nuevos, en algunos casos asociados a marcas que patentan ese tono como ya hiciera Klein o a personalidades que vestían siempre de la misma manera (como el caso de Prince, el púrpura y Pantone).

Pantone es actualmente una de las marcas y métodos de organización del color más extendidos a nivel global y utilizados como referencias comunes en los distintos países. Nace en 1962 y se ha erigido como el estándar para identificar y clasificar los colores alrededor del mundo. Gracias a su sistema y su fácil acceso, podemos ver la clasificación en una app, en un software de diseño o en las cartas de color físicas.

Pero ¿Siempre se ha compartido la misma manera de nombrar a los colores en todos los territorios? La verdad es que no. Y es que la percepción del color y, por tanto, su clasificación y nombre dependen siempre del entorno cultural, tanto del uso como de la cantidad de colores a los que atendemos. Además, muchos colores tienen su forma básica y se modifica la manera de nombrarlos con un adjetivo que, como hemos comentado anteriormente, depende de la actividad, la iluminación o la saturación del tono a describir.

¿Por qué los colores se llaman así? Descúbrelo en este video:

Para entender mejor como se da nombre a los colores, cuáles son los comunes a casi todos los territorios y cómo evolucionan, dejamos el siguiente video.

Vídeo explicativo sobre la formación de los nombres de los colores. Recurso de Youtube, canal @vox

¿Qué te ha parecido el video? Tras verlo, podemos afirmar que aunque generalmente todos los que compartimos un mismo contexto sabremos a qué color nos referimos, si hablamos del “azul” en un contexto internacional, la forma de mencionar a los colores depende totalmente de las lenguas. Cada idioma cuenta con palabras diferentes para un mismo color. Hay formas específicas de mencionar si un tono es más oscuro que otro (“Azul oscuro” es igual que “Dark blue” o “Dunkelblau”) pero en otros idiomas la palabra que designa un color puede abarcar más matices de los que nosotros mismos pensamos cuando pronunciamos el nombre en nuestro idioma.

¡Pasemos ahora a descubrir los significados de los colores en cada cultura!

De una cultura a otra: el significado cambiante de los colores

En gran parte del mundo occidental y de Norteamérica se comparten los mismos simbolismos e ideas asociadas a los colores. En cambio, esto es diferente cuando nos enfocamos en como comprenden el color en Asia (y china), en India o en África.

Para refrescar la memoria, recordemos los significados de los colores más esenciales. Algunos de estos son el rojo (pasión, excitación, fuego), azul (tranquilidad, agua, tecnología, paz), verde (naturaleza, frescura, medicina, ecológico), amarillo (juventud, calor, alegría, traición), gris (vejez, desapacible, neutro), blanco (limpieza, pureza, comienzo), negro (luto, seriedad, elegancia).

El significado de los colores en las diferentes culturas. (Recurso extraído de Information is beautiful)

En cambio, en ocasiones los significados que les damos a los colores desde nuestra visión no coinciden con los demás. Es sabido que en China, el amarillo es color de la sabiduría y la felicidad y fue el único color vestido por los emperadores durante largo tiempo. En México el amarillo se relaciona con la vida y la muerte, basándose en su uso ya desde los mayas. Y en la zona de la Polinesia e incluso algunos ejemplos en India, el amarillo se relaciona con las deidades.

En el caso del Antiguo Egipto y de la zona de Mesopotamia (quienes compartían pigmentos y representaciones gracias a sus conexiones, como te cuento en el post), el azul, concretamente el ultramar, era el color elegido para representaciones de las deidades, de los protectores y de los talismanes. El color azul es uno de los pocos que, de manera general, traspasa fronteras y tiene significados muy similares en todas las partes del mundo.

De vuelta a Asia, varias fuentes describen el naranja como el color asociado a lo espiritual y sagrado, mientras que en occidente es el color asociado al otoño, a la sociabilidad y a lo exótico. Por otra parte, allí el rojo es símbolo de buena suerte y presente en multitud de decoraciones, así como en complementos para las bodas. El blanco, tradicionalmente asociado en occidente a la pureza, es símbolo de luto en Asia.

Para finalizar este apartado, hablemos del negro. En Europa y estados unidos es un color que, si bien como hemos visto, puede ser elegante, se relaciona con la muerte e infinidad de características negativas. En África, sin embargo, y como nos hace ver Eva Heller, es un color valorado por las connotaciones negativas hacia el tono de piel que reciben desde otras partes del mundo. Se reafirman en el nombre del color como algo positivo, dándole la vuelta a las ideas negativas establecidas en los ojos de otros habitantes del mundo.

El color como representación del poder: Púrpura, azul, rojo y dorado

Seguro que has oído hablar de las túnicas púrpuras que usaban los emperadores (y que sigue utilizando actualmente el Papa). O del color azul para representar los tejidos y los elementos más valiosos, en muchas ocasiones divinos, en los cuadros de la edad media y el renacimiento. O simplemente, has visto como todos los años se determina un color como el “color del año” gracias a la marca Pantone. Todas estas son asociaciones de un color, con el poder, con lo divino o con cualquiera idea de importancia que debe ser entendida como tal por el resto de la sociedad. Para abordar esta sección nos vamos a centrar en el origen de tres colores y el porqué de su importancia y tan alta valoración.

Púrpura: el poder y el misterio

Ya usado desde Fenicia e interpretado con el mismo nombre, pero tonos diferentes por los escritores de la época antigua, este color se extraía de los fluidos de los caracoles marinos. Al ser estos tan pequeños, la cantidad requerida para fabricar un poco de este color era altísima y, por tanto, con unos costes muy elevados. Desde ese momento y asociado siempre a los emperadores de Roma y de Bizancio, el color púrpura queda ligado al poder, al lujo y al misticismo, pero también al disfrute y la juerga, siendo este el color del vino. Sin duda, el misterio y lo exótico del pigmento eran los motivos para la tan alta consideración de este bello color.

Rex Harrison, en ‘Cleopatra’ (1963). Foto de el Confidencial

Azul: el tono celestial

Es el color de la “bóveda celeste”, de la divinidad. Se trata de un pigmento que, en su versión de mayor intensidad, es proveniente del lapislázuli, una piedra de gran valor y localizada en la zona de Mesopotamia. Difícil de trabajar para producir el color y con altos costes para conseguirlo, definió el color azul ultramar como un tono únicamente alcanzable para aquellos con más dinero y poder. En las iglesias bizantinas y románicas, en las que se representaba un pantocrátor en la bóveda, comúnmente el fondo se pintaba de un tono azul, asemejándolo al cielo. Además, desde las representaciones artísticas previas al arte clásico se identifica el color azul con la riqueza. Esta asociación hace que se utilice, también en un contexto religioso, para el manto de la Virgen (como ya vimos en el post sobre la Epifanía en el arte).

Pantocrátor del ábside de San Clemente de Tahull. (Foto de: https://historia-arte.com/obras/pantocrator)

Rojo: la fuerza de la tierra

El rojo es uno de los colores presentes en la nomenclatura de la mayor parte de culturas. Está presente y alrededor de nosotros (y de los primeros pobladores de cada zona) constantemente: se presenta en la sangre y en la tierra. Es el tono con el que se realizan las primeras manifestaciones artísticas en la prehistoria y al provenir de las rocas y arena, es fácil de producir. En culturas basadas en la tierra y en el uso de los insectos para extraer el color, también el rojo es un tono primordial en todas sus creaciones artísticas.  Por su vistosidad, se ha asociado siempre a usos llamativos, a peligro o a la pasión de la carne.

Pinturas rupestres de la cueva de Altamira. (Foto de National Geographic)

Dorado: lo divino e inalcanzable

El color relacionado con el lujo y la riqueza desde todos los tiempos. El metal utilizado como moneda, como elemento decorativo o como incrustaciones en edificios solo podía costearse por los más ricos. Es poco abundante, pero presente en minas de todo el mundo. Además, su luz y brillo se relaciona con la divinidad, con lo que ya desde el mundo clásico y posteriormente en las imágenes religiosas será uno de los colores más utilizados.

La Anunciación de Fra Angelico. (Foto y comentario disponible en la web del Museo del Prado)

Estos cuatro colores, por su lugar de procedencia y por sus métodos para recogerlos y producirlos, son los que más se utilizan cuando queremos representar algo de gran poder, de divinidad religiosa o de riqueza. Desde las primeras manifestaciones artísticas se ha tenido en cuenta las connotaciones de estos colores para demostrar el poder de los mecenas o de quien encargaba las obras. También como una forma de hacer ver la importancia de un lugar, persona o idea frente a la población común o analfabeta. Por tanto, esta breve pero muy intensa paleta deberemos tenerla en cuenta en nuestras creaciones (siempre vistas desde los lugares que comparten este significado en sus culturas) si queremos destacar elementos por su importancia.

Conclusión

Durante este articulo hemos viajado alrededor de todo el globo identificando los diferentes significados e ideas asociadas a los diferentes tonos del color. Hemos visto como la pasión o el fuego que nos vienen a la cabeza al pensar en el color rojo se transforman en buena suerte en Asia. O que el negro, relacionado con la seriedad o el luto es símbolo de poder y reivindicación en África. También hemos identificado los colores asociados con el poder, la riqueza o la divinidad debido a sus orígenes ancestrales, a los costes de su producción o a su localización en un solo punto del mapa.

De la misma manera, hemos debatido sobre la forma de nombrar al color y los diferentes intentos de estandarizar para que todo el mundo haga uso de unos nombres comunes para identificar rápidamente. Finalmente, nos hemos dado cuenta de que la forma de nombrar el color depende de la cultura, del contexto y del entorno con el que se relaciona la sociedad que aporta el nombre. Por tanto, los colores son tan vivos como las sociedades, como la forma de percibirlos y de entenderlos. Y un mundo sin color y sin tonos que reinterpretar no tendría sentido, así como tampoco sin variedad sociocultural.

Bibliografía